miércoles, 1 de octubre de 2008

Desenlace

Solo se trata de desatar el nudo, los nudos que nos amarran a esas sensaciones difíciles, difíciles de volcar en palabras. Solo se trata de descifrar la clave, de llegar al punto de maduración, de des-enlazar la cuerda que tantas veces nos ahorca, para poder llegar al otro lado.Resolver por nosotros mismos un determinado problema es la llave a la satisfacción y es lo que nos hace más fuertes para afrontar otro nudo de quizá mayor envergadura.
Cuando nos damos cuenta que todas las soluciones habidas y por haber residen, nada más y nada menos, que en nuestro interior hemos de alcanzar ese imaginario equilibrio propiamente dicho. Y digo imaginario porque es solamente mera acción de nuestra mente: el equilibrio no existe. La quietud está fuera de nuestro alcance, y eso es lo interesante, lo encantador. Perseguir algo que nunca vamos a tener en las manos es lo que nos hace humanos. Buscar ese objetivo abstractamente inalcanzable hace que, eficientemente, descubramos el verdadero sentido de la búsqueda y no el del ideal final: aprehender que el equilibrio es des-equilibrio a la vez es el secreto para hacer real la calma.
La vida es un conjunto de relaciones circulares. Cada círculo es un principio, nudo y desenlace que se interrelacionan constantemente y es precisamente esta relación radial la que me indica que todo desenlace no es ningún final, simplemente una instancia antes que el principio de otra.
Tenemos la capacidad de amoldarnos a las situaciones, de aprehender cómo funcionan en nuestro interior y exterior los procesos vitales, pero sobre todo tenemos las armas para que la vida sea simplemente eso: existencia armónica.