martes, 12 de octubre de 2010

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¿Por qué todavía la hermosura de sentir que podés salvarme?

jueves, 8 de octubre de 2009

Sí,

La libertad es la única ropa que me cae bien.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Desenlace

Solo se trata de desatar el nudo, los nudos que nos amarran a esas sensaciones difíciles, difíciles de volcar en palabras. Solo se trata de descifrar la clave, de llegar al punto de maduración, de des-enlazar la cuerda que tantas veces nos ahorca, para poder llegar al otro lado.Resolver por nosotros mismos un determinado problema es la llave a la satisfacción y es lo que nos hace más fuertes para afrontar otro nudo de quizá mayor envergadura.
Cuando nos damos cuenta que todas las soluciones habidas y por haber residen, nada más y nada menos, que en nuestro interior hemos de alcanzar ese imaginario equilibrio propiamente dicho. Y digo imaginario porque es solamente mera acción de nuestra mente: el equilibrio no existe. La quietud está fuera de nuestro alcance, y eso es lo interesante, lo encantador. Perseguir algo que nunca vamos a tener en las manos es lo que nos hace humanos. Buscar ese objetivo abstractamente inalcanzable hace que, eficientemente, descubramos el verdadero sentido de la búsqueda y no el del ideal final: aprehender que el equilibrio es des-equilibrio a la vez es el secreto para hacer real la calma.
La vida es un conjunto de relaciones circulares. Cada círculo es un principio, nudo y desenlace que se interrelacionan constantemente y es precisamente esta relación radial la que me indica que todo desenlace no es ningún final, simplemente una instancia antes que el principio de otra.
Tenemos la capacidad de amoldarnos a las situaciones, de aprehender cómo funcionan en nuestro interior y exterior los procesos vitales, pero sobre todo tenemos las armas para que la vida sea simplemente eso: existencia armónica.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Nudo

Con esta palabra me quiero referir no solamente a momentos dificultosos como imprescindibles de la vida, sino también a las ataduras propias de cada ser humano. Eso que cada persona lleva consigo como un peso que acongoja, como algo con forma de angustia asentado en algún lugar del cuerpo. A algunos se les nota lo difuso, lo grisáceo en la mirada, otros tienen dolores orgánicos en el pecho, en el estómago, en la cabeza o garganta. También existen esos en donde la pena no encuentra un sitio concreto y por ende divaga por todo el ser atacando las defensas de cada rincón. Pero todos tenemos algo que nos enlaza con el universo de la intranquilidad. Los cambios, los no-cambios, la violencia, la injusticia, el rechazo, el miedo, el tiempo, la soledad, la no-soledad,...mil factores que nos movilizan o inmovilizan depende qué y en quién. Circunstancias que nos ponen a prueba, nos llevan al límite y sobre todo nos permiten conocernos en nuestros diferentes estados; pero siempre hay uno solo que prevalece sobre los demás.
En mi caso: la espera. ¿Qué espero?, no sé. Pero espero, siempre espero. Me cansa, me duele y me alimenta. Me rejuvenece, me hace sentir. He esperado más de la cuenta, no lo niego. Ha sido, cobardemente ha sido, más el tiempo dedicado a estas sensaciones que a la mismísima gratitud de la recompensa en muchas circunstancias. Pero fue útil, ya que aprendí hasta qué punto es necesario este sentimiento de lujuria y hasta dónde puedo sostenerlo.
Hoy en día no me hacen falta. Puedo sentir que siento en cualquier momento, en cualquier situación. Puedo sentir y disfrutar cada emoción propia de mí sin precisar extremos,pero a veces sí.
A veces si es necesario llevarse a uno mismo al borde de la quietud, y arrasar con las mismas conjeturas de siempre para volver a formarlas. Regresar al punto de partida o quizá a otro que se desconoce para seguir un camino
distinto es sumamente indispensable para la formación de cada ser.
El nudo, la atadura, el sentimiento de disturbio, la angustia y todos esos, son efectos de los que no podemos prescindir jamás, simplemente porque son un puente entre lo que somos hoy y lo que mañana seremos o podremos ser.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Principio

Me hace sentir. Me hace ser. Somos parte de una dualidad con el mundo, con lo externo. Somos lo que somos por donde estamos parados, y esto juega un papel muy esencial desde mi punto de vista.
Pero tambien somos lo que somos por la simple esencia del Ser. Eso que viene intrínseco en cada porción de vida y es tan intenso como indescriptible, eso que nos alimenta cada día el deseo de su propia búsqueda. La búsqueda hacia nosotros mismos. Y esta indagación propia de cada ser humano con uso de razón y conciencia, también conlleva sumergido el contexto en donde se es. Así que no solo somos lo que somos para y por nosotros sino que tambien para y por lo otro, lo extrínseco. Es por esto que me resulta tan interesante todo lo que tenga que ver con el universo de lo humano. Esta relación con lo que se es dentro y fuera de uno, cómo se conoce lo que hay en cada polo, cómo se conectan, cómo se atraen, cómo conviven.
Además de las anteriores características dichas cabe aclarar que, desde mi punto de vista, nada es estático, todo es movimiento. De un segundo al otro todo cambia de estado, todo cambia de ser. Y esto lo hace más atrayente, más cautivador.
Me interesa conocer de dónde vienen las sensaciones, y por eso el nombre "Me hace sentir", porque todo, en algún punto nos genera un efecto y considero grato esta búsqueda para pasar de lo visible a lo invisible, de lo sensorial a lo abismal.
Me atrae ir más allá de las palabras y cada día aprender algo de mí. Algo de Paulainterna, y Paulaexterna, porque no hay nada más fantástico que conocer un fragmento de este universo en conjunción con el otro. Porque para mí no hay nada más fascinante que saber quién realmente se es.